Saturday, November 26, 2005

Los sospechosos de siempre

Ayer estaba repasando las posibiliades reales de desarrollo que existen en el país de los eufemismos o en eufemismilandia, como me ha gustado bautizar a esta tierra donde las cosas rara vez se dicen de frente, donde las puertas de atrás siempre son usadas por oscuros personajes con intenciones poco claras, con discursos envolventes y trasnochados sistemas de ubicación profesional.
Es que ayer fue un día de aquellos, uno de esos en que casi todo sale mal y lo único que quieres es poder llegar a casa, quizás incluso para sin pudor dejar caer algunas lagrimas. Lo mío era impotencia, tenía que ver con una vez más haber pagado la cuenta por ser honesto, por interrumpir una de las tantas reuniones inútiles con reflexiones sobre el lugar en el que trabajas y lo consecuente que debes ser con tus trabajadores, es que ellos te dan lo que tienes, gracias a ellos puedes después decir que lograste algo. No trabajas en solitario y aunque no tengo muy claro la razón, soy de los que piensan que ellos son parte importante de cualquier organización.
Asistí a una reunión en la que además de un clima enrarecido, debí escuchar anuncios escalofriantes sobre lo real que resulta un país en el que los que trabajamos para un empleador estamos casi solos. Para lo que no saben, trabajo en un lugar en el que los dictados del mercado practicamente no tienen lugar y en el que gran parte de nuestro trabajo se hace con el firme convencimiento de que las cosas pueden ser distintas y que las condiciones se generan más con voluntad que con reglamentos o leyes. Sin embargo, una vez más la mano invisible hizo de las suyas y es posible que debamos ajustarnos. La historia es larga y tiene que ver una vez más con mentiras, las de eufemismilandia por cierto.
Hoy me levanté con más preguntas que respuestas en la cabeza y con un sentimiento de soledad infinito. No me había dado cuenta que esto sería tan complicado, no había reparado en la cantidad de idiotas que pierden tremendas oportunidades de hacer cosas de verdad importantes. En la cantidad de fulanos sin méritos que ocupan cargos que no merecen y de la corte de buitres que por lo general los secundan. Nunca fue tema para mi, jamás pensé que los compromisos eran tan débiles y que las convicciones tan anoréxicas.
Le decía a la Caro ayer que a veces me gustaría ser un pez capaz de nadar mejor en la corriente que sea, pero ella me recordó que lo mío era ser un Salmón, aunque sea doloroso averiguar que él nada en contra de la corriente para encontrar su propia muerte.

4 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Me gusta pensar que se trata de una crisis, y que por lo tanto es pasajera. El fin de semana sirve para despejarse y poder retornar el lunes con una cara diferente. Puede también tratarse del agotamiento a estas alturas del año, aunque jamás diría que estás exagerando.
Lo que no me gusta es creer que, al igual que los salmones, vas contra la corriente para hallar tu propia muerte al final. A esa la encontramos de todas maneras vayamos como vayamos. Animo.
Besos

4:17 PM  
Anonymous Anonymous said...

La verdad es que los sospechosos de siempre están por todas partes, lo importante es sentirse que lo que haces te convence, aunque te des mil veces contra esa pared que nos quieren levantar. No pocas veces logramos pasar esas paredes, vendran otras, cierto, pero como decía ISA, el final siempre llega así que mas vale haber hecho lo que queriamos hacer y no lo que querían que hicieramos. UN ABRAZO. DyA.

8:04 AM  
Blogger Galgani said...

Me gusta escuchar un hombre bueno con dudas en los bolsillos, con amargas lágrimas de sal en los ojos y con rabia parida.
Concuerdo en algo con un post. Lo del salmon. En un mundo descomunal como éste, la muerte se les olivada a ellos y, a veces, se nos ha olvidado también a nosotros, los de éste lado del río. Creemos que la desterramos por el avance de la medicina, la ciencia y tanta cosa. Y es bueno pensar en la muerte, porque la muerte no es el opuesto a la vida, es el opuesto a nacimiento, por tanto, necesario y obligatorio.
Yo no creo en Higlander, mmm y si existe, putas, me da pena.
Abrazo

9:58 AM  
Anonymous Anonymous said...

Me pregunto qué es peor... tener claridad de las cosas y nadar contra la corriente a pesar de una muerte certera. Sentirse solo luchando, pero saber que se hace lo correcto (aunque se muera de todas formas).
O simplmente imitar las conductas de esos personajes para vivir feliz pisoteando al mundo entero?
Sigue la ruta del salmón y podrás dormir todas las noches en paz. (te aseguro que los sopechosos de siempre en algún momento dejaran de tener ese privilegio)

4:53 PM  

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