Carmen 1041
Fue inevitable pararme frente a la que yo recordaba como una gran pauerta de madera pintada café. La puerta ya no estaba pero si las ganas de recorrer nuevamente sus pasillos, sus piezas y ojalá cada rincón de mi mismo.
El quiebre fue profundo, estaba todo arruinado, ya no encontré a la abuela ni el olor de sus comidas, es que sencillamente ya no había olor.
Sentí que mis pasos se habían quedado ahí, es verdad que aún soy capaz de caminarla con los ojos cerrados, jugaba a eso de niño y ahora podría ser hasta mejor. Lo que vi no me gustó, estaba yo mismo en cada rincón, pero también en cada pared rota.
No estaba la abuela, no había mesón de piedra en la cocina, no estaban las calugas escondidas en el armario, ni la vieja despensa llena de cosas.
Duele un poco mi propia historia, la quiero demasiado para verla de esa forma. Siento que mis pasos se quedaron ahí, arruinados un poco.
El quiebre fue profundo, estaba todo arruinado, ya no encontré a la abuela ni el olor de sus comidas, es que sencillamente ya no había olor.
Sentí que mis pasos se habían quedado ahí, es verdad que aún soy capaz de caminarla con los ojos cerrados, jugaba a eso de niño y ahora podría ser hasta mejor. Lo que vi no me gustó, estaba yo mismo en cada rincón, pero también en cada pared rota.
No estaba la abuela, no había mesón de piedra en la cocina, no estaban las calugas escondidas en el armario, ni la vieja despensa llena de cosas.
Duele un poco mi propia historia, la quiero demasiado para verla de esa forma. Siento que mis pasos se quedaron ahí, arruinados un poco.