Monday, November 06, 2006

Flores en la tumba del recuerdo...

Sea como sea la muerte siempre te hace pensar. Es inevitable, la quieras odiar o no tengas mayores cuestionamientos con ella, siempre te hace pensar, es como una mujer inteligente.
La muerte tiene tantos dobleces que clasificarla es imposible, comprenderla te lleva toda la vida y dejar de sufrir por ella es tan complicado como saber de qué forma hay que preparar su llegada.
Solamente te hace pensar. En eso he estado, penasando en la muerte y los dobleces que te ofrece a cada minuto cuando estás cerca de ella. Este fin de semana quise acompañar a la Paula y Raúl lo más posible y solamente creo que todo lo posible es demasiado poco para lo mucho que merecen.
Estuve con ellos porque el papá de la Paula escribió sus útimos finales estrechos en este mundo. La timba era parta importante de su vida y los pingos son buenos para hacer analogías en ese caso. Su vida se apagó y creo que nos hizo a todos pensar.
El tipo no era un cercano y reconozco que la situación me hizo estar cerca por el cariño que tengo por los niños, pero además por los recuerdos de una familia que nos recibió a todos con cariño mientras nos decídiamos, unos antes y otros después, a pasar de niños a adultos.
No lo había olido eso lo suficientemente fuerte hasta que en el cementerio Raúl recordó aquella vez que Osvaldo, el papá de la Paula, sin repetir ni equivocarse, ofreció su casa para celebrar el cumpleaños sorpresa de uno de los amigos de la universidad. Es una de las mejores fiestas que al menos yo recuerde, es uno de los momentos más lindos de esa época y quizás lo termine siendo de la vida entera. Estaban todos. Bueno, estábamos todos, no faltó ninguno de nosotros. Raúl hizo el recuerdo de ese momento para explicar lo generoso de Osvaldo y la forma en cómo cada quien que se atravezó con él, supo de esa capacidad. Quizás el gordo tenga el mejor ejemplo de todos, terminó siendo un hijo más en una familia que parece tener hartos. Sentirlo debe ser de verdad especial...
El tipo del cumpleaños era yo, el festejo ese día era para mi y hoy no podía hacer otra cosa que recordarlo con emoción y mucho cariño. Pero no fue lo único, en estos días también me he dado cuenta de otras cosas, de cómo va cambiando la vida, de cómo pasamos a ser grandes, los vi a todos casarse y los comienzo a ver tener sus hijos. La vida está pasando por mi frente y solamente me hace valorarlo. Niños, quiero estar con ustedes. Creo que me han dado una de las lecciones más importantes de mi vida, estuvieron conmigo y fueron la contensión en el momento más duro. Quizás esa contensión a veces la extraño y la necesito y a pesar que ese es otro tema, me hace pensar que lo que haga por ustedes siempre va a ser poco al lado de todo lo que les agradezco, les debo y los quiero. A la Paula y al Raúl quiero decirles que mi pequeña emoción es nada al lado de su pena, pero que el homenaje me hace estar un poco más cerca.
Desde ahora, la pandilla se ocupará de revitalizar los latidos y sentir la brisa fresca de la primavera para seguir caminando, más vivos que nunca.