Tuesday, October 10, 2006

ALBAHACA II

Sucede que muchas veces no vemos lo que pasa a nuestro alrededor y por lo mismo comenzamos a recorrer un camino en el que no reconocemos nada, ni a nosotros mismo..., creo.
Eso me pasó con Albahaca, ella me ha acompañado todo este tiempo y creo que a veces ni la miro. Una vez, cuando iba a mi nuevo departamento, en el auto se trasladaban conmigo miles de objetos que me hablaban de dónde venía y que cada día me recuerdan en qué estoy. Sin embargo, ella sentada a mi lado solamente hacía lo mismo de siempre..., en silencio me dice a cada momento quién soy.
A pesar de todo eso y de saberlo de sobra, no la miré. Es cierto que cundo llegamos a nuestra casa nueva le pedí no morir nunca, ni menos dejarme solo, le explique que era lo único vivo y que tenía resistir lo que quedaba de invierno. Ingrato Pizarro, cómo es posible que ella no ganara tus miradas.
Hace unos días un amigo me advirtió que veía en mi un patrón. "Algo pasa en ti Pizarro que esperas tanto de la gente que quieres, que jamás le dices nada, no le criticas nada y luego, al no encontrar lo que buscas, sencillamente sueltas, lo dejas, te vas y cierras los ojos."
Algo de eso pasa con Albahaca, ella además de todo me sorprende desde el anonimato más absoluto. El otro día, de la nada, me di cuenta que tenía brotes. No solamente había soportado el invierno, no solamente cumplió su promesa de no morir, sino que además me regaló brotes, los mejores brotes de primavera.
Sencillamente la olvidé, pero ella no hizo lo mismo.